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La madera como toda materia orgánica envejece. El envejecimiento depende de varios factores, pero los más peligrosos son los rayos ultravioleta, el agua, la humedad y los hongos. La luz solar, junto al agua, las temperaturas altas, los ácidos y otros factores externos (como el polvo, la suciedad y los hongos) destruyen la capa externa de la madera y ésta se vuelve áspera y de color grisáceo, una superficie que se ensucia facilmente. En estas circunstancias, éstos efectos se ven en varias semanas. Si desea que su casa de madera mantenga su brillo y frescor por mucho tiempo, necesita protección. La pintura es la mejor opción, ya que gracias a ella la madera se queda con las mismas propiedades que tenía antes de ser montada. Después de ser pintada, la madera debe mantener sus características principales, lo cual significa que no deja de transpirar y de ser ecológica. Cuando la madera está en un ambiente húmedo se hincha y cuando está en un ambiente seco se agrieta, en un conjunto de cambios bruscos de este tipo se rompe. Además la humedad favorece el pudrimiento de la madera, el crecimiento de los hongos y la aparición del moho. Entre todos los más peligrosos son los hongos del pudrimiento, los cuales dañan cualquier tipo de madera provocando la destrucción de ésta desde su interior. El pudrimiento destruye las células de la madera corroyendo la celulosa, lo cual hace que la madera deje de ser útil. Hay que tener en cuenta que los cambios atmosféricos en zonas costeras y zonas abiertas son los más peligrosos. Como puede ver, la madera tiene bastantes enemigos y por ello la protección, es decir, la pintura es un paso obligatorio.
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