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España se enfrenta el reto de la eficiencia energética con un parque de viviendas envejecido. Aproximadamente cuatro de cada cinco compraventas son de casas de segunda mano, con una antigüedad media de 45 años, por lo que es habitual que se tengan que acometer obras para mejorar el confort y el nivel de eficiencia de los hogares.

Se calcula que 26 millones de viviendas en España pierden cada año más de 12.000 millones de euros por el mal acondicionamiento energético, algo que, según un estudio de Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI), podría evitarse con soluciones de rehabilitación.

En el documento, la compañía intenta dar respuesta a algunas de las dudas más frecuentes en esta materia. Por ejemplo, qué criterios hay que tener en cuenta a la hora de comprar una vivienda para valorar su certificación energética, cuánto cuestan de media las reformas para acondicionar una casa de segunda mano o qué ahorro proporcionan a largo plazo. Resumimos los puntos más destacados:

  1. Comprobar el aislamiento térmico

A la hora de verificar el aislamiento térmico de una vivienda es importante tener en cuenta tres elementos: el suelo, las paredes y las ventanas.

Para los suelos, lo mejor es contar con una base de aislante térmico o un suelo de madera. En paredes y techos, es recomendable verificar si la vivienda tiene aislantes como poliestireno, lana mineral, planchas de EPS o paneles de fibra de madera. En cuanto a las ventanas, lo ideal es que sean de cierre hermético, doble cristal y permitan el paso de la luz natural.

¿Y qué pasa si la vivienda no dispone de todos estos condicionantes? En este caso, la recomendación es realizar una reforma, cuyo coste supondría aproximadamente entre 2.000 y 3.000 euros y que, sin embargo, supondría un ahorro en las facturas a largo plazo. Según UCI, una vivienda con buenas ventanas y sistemas de aislamiento permite ahorrar hasta un 30%. Para las paredes y techos, también se consigue mejorar hasta un 25% el aislamiento con el uso de pinturas térmicas.

  1. Sistema de calefacción eficiente

El estudio recuerda que los sistemas de calefacción de carbón o gasoil no son óptimos para la eficiencia energética. En su lugar, es aconsejable el uso del gas o de energías renovables como la aerotermia (una bomba de calor que utiliza aire y depende de las condiciones climáticas exteriores) o la geotermia (una bomba de calor de agua que viene del interior del subsuelo).

Esta última alternativa supone un coste mayor, al oscilar entre los 15.000 y los 25.000 euros, pero su rendimiento y amortización es eficiente a largo plazo y puede suponer un ahorro de entre un 40-70% en la factura. Por su parte, la aerotermia permite ahorrar hasta un 75% de los recursos.

En ambos casos, el estudio explica que lo ideal es que la vivienda cuente con suelo radiante, un sistema con una temperatura de impulsión de agua muy baja (30-45ºC) con respecto a los sistemas tradicionales de radiadores (70-75ºC), lo que contribuye ahorro porque funcionan con aerotermia o geotermia.

  1. Placas solares

Para aumentar la eficiencia energética de la vivienda es recomendable contar con energías renovables. La opción más habitual son los paneles solares fotovoltaicos, que son viables en la gran mayoría de los inmuebles españoles y que contribuyen a un importante ahorro en la factura eléctrica.

Además de esta alternativa, el estudio sostiene que los de tipo térmico también permiten la absorción del calor y son aptos sobre todo para inmuebles situados en zonas de impacto directo del sol o altas temperaturas. El uso de estas placas solares ayuda a reducir hasta 18 toneladas al año de gases contaminantes en una sola vivienda”.

  1. Iluminación

Un inmueble con una instalación eléctrica muy antigua es fuente de derroche de energía y dinero. De hecho, la iluminación representa aproximadamente el 15% del consumo mundial de electricidad y el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Así pues, recomienda instalar un sistema de electricidad moderno, lo que en una vivienda de 100 m2 puede suponer entre 2.000 y 3.000 euros. Incluir un sistema domótico para el encendido y apagado de luces y aparatos eléctricos es otra de las principales recomendaciones. Y, sobre todo, a la hora de adquirir una vivienda es importante fijarse en la orientación para sacar el máximo partido a la entrada de luz natural.

  1. Agua caliente

El agua caliente supone aproximadamente una cuarta parte del consumo de los hogares. Para tener un hogar sostenible es recomendable evitar calderas eléctricas para disponer de agua caliente.

La mejor opción en edificios de viviendas es un sistema central de agua caliente o en inmuebles independientes el uso de placas solares o un sistema de aerotermia. Además, para la eficiencia energética, una buena práctica es utilizar reductores de caudal y grifos de monomandos con termostato, que no solo benefician al medio ambiente sino que ayudan a ahorrar entre 30 y 200 euros en la factura del agua.

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